Si los síntomas te producen sibilancias y opresión en el pecho, la actividad física podría ser lo último que tengas ganas de hacer. Sin embargo, esta es la realidad: el ejercicio regular puede ser beneficioso para cualquier persona con asma1,2, siempre y cuando lo hagas a tu propio ritmo y en consulta con el médico a cargo. Estos son cinco motivos para ponerse en contacto con un entrenador físico hoy mismo…
Cuando se realiza actividad física, el corazón y los pulmones deben trabajar más para suministrar oxígeno extra a los músculos.3 Esto fortalece la totalidad del aparato respiratorio y el sistema cardiovascular, lo que aumenta la eficiencia del corazón y los pulmones.3 Cuanto más en forma estés, menos probabilidades tendrás de sentirte sin aliento durante el ejercicio.3
Si padeces de asma, es buena idea buscar orientación médica antes de practicar cualquier deporte nuevo. El médico podrá platicar contigo sobre sus opciones de actividad física y de manejo para abordar la inflamación subyacente y controlar los síntomas del asma.8,9
Ya sea que realices caminatas regulares o que prefieras nadar en la piscina local, escucha a tu cuerpo y comienza despacio. Además, por las dudas, asegúrate de llevar siempre contigo el inhalador de rescate.5 Una vez que lo hagas, todo lo que resta es comenzar y disfrutar del ejercicio.